Controlar la ira

Afirman conocedores que guardarse un enojo puede ocasionar serios problemas emocionales y f�sicos

^�Siente que cada d�a los hechos insignificantes le hacen perder la paciencia? �Reconoce que lo que hace unos meses no le causaba reacci�n hoy la lleva a gritar y decir palabras que hieren a los dem�s? Pues seguramente est� perdiendo el control y est� sufriendo ataques de ira.

Cient�ficamente se establece que los ataques de ira frecuentes afectan la salud f�sica y emocional del individuo, por ello es necesario que ante una sucesi�n de hechos se busque ayuda para romper ese c�rculo, antes de que se convierte en la �nica forma de responder a los dem�s. Junto al da�o f�sico, la persona que sufre de ataques de ira se va quedando sola. Con cada ataque la persona pierde contacto, hiere a quienes est�n a su alrededor y al final se queda sola. Un motivo m�s para tener ira.

Al reconocer que estos ataques nacen de su interior m�s profundo, que llegan sin aviso y que luego de la explosi�n se siente cansancio, agitaci�n, entonces es momento oportuno para sentarse en un lugar tranquilo para evaluar lo que ocurre y ponerle un alto.

La sucesi�n de los ataques tiene un motivo, y este debe ser encontrado tras un sincero di�logo personal. Tanto da�o hace el ataque de ira a los que conviven alrededor como a la persona que los sufre, pues se sabe que adem�s de las consecuencias psicol�gicas, sea la depresi�n, tambi�n acarrea como resultado problemas f�sicos, como ataques al coraz�n, se debilita el sistema inmunol�gico y algunos estudios han determinado una posible predisposici�n a sufrir de c�ncer.

Pero, adem�s del da�o por el ataque de ira explosivo, estudios han demostrado que los ataques reprimidos tambi�n afectan la buena salud, ya que pueden llevar al individuo que sufre de ira reprimida a sufrir de depresi�n, o bien a cometer suicidio u homicidio.

Pasos para vencer

Lo m�s importante para nivelar la ira es esclarecer qu� da rienda suelta a este ataque. Es necesario pasar una revisi�n por los actos y las emociones que preceden al ataque, as� como la situaci�n presentada durante el ataque as� como los motivos. Como �ltima tarea es menester buscar un hilo conductor similar en diversos ataques.

Reconocer lo que causa el ataque es un trabajo muy personal, por ello lo primero que se debe hacer es admitir que se siente ira. Buscar qu� puede causar el ataque ser� vital y observar detenidamente los efectos de esta explosi�n emotiva.

Plantear la existencia de estos ataques debe llevar a buscar ayuda. Revisando algunas p�ginas en internet, se sugiere como segundo paso �compartir esos sentimientos con Dios en la oraci�n�. Otros sitios, de filosof�a oriental, proponen caminos de sanaci�n con sesiones de relajamiento, visualizaciones, contemplaciones, es decir, buscar y proponerse encontrar un sitio de paz mental y f�sica. Lo importante es llegar a un lugar tranquilo para establecer par�metros de convivencia armoniosa con otros.

Si con esta propuesta, a un nivel muy personal, no consigue atrapar el ataque antes de que aflore y hiera a los que conviven con usted, entonces busque ayuda profesional.

Nada por dentro

Definitivamente una persona que sufre ataques de ira debe dar rienda suelta a ese enojo. Y para ello algunos conocedores sugieren utilizar esa fuerza negativa para hacer algo favorable, como es una actividad f�sica o bien ejercicios.

Cuando ha establecido una l�nea para el ataque, prep�rese conscientemente a dar rienda suelta a esta negatividad. Recuerde respirar profundamente por la nariz, relajarse, armarse de paciencia y buscar sentimientos nobles y tibios.

Una nota que busca ayudar a controlar la ira se�ala que reaccionar sin ira �a cualquier cosa que sucede liberar� la sabidur�a intemporal del cuerpo, el habla y la mente�.

Controlar el ataque de ira no es vivir en pasividad, m�s bien es reconocer que estamos iracundos, furiosos, que es nuestra opci�n ante una situaci�n y que por esta decisi�n nadie debe salir afectado.

Para bajar el nivel de los ataques de ira, una buena acci�n es encontrarse con la persona que puede desencadenar la ira, o bien aquella persona que recibi� el enojo. Dar a conocer su posici�n y explicarle por qu� est�bamos furiosos, a qu� se debe nuestro ataque de ira. Posiblemente concuerde en los puntos que afectan y juntos encuentren soluciones al problema.