Publicado el viernes 22 de agosto de 2003 - Edici�n No. 707 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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LA VIDA EN FUCSIA

Y yo no bailo

Roxana Mu�oz

Nac� con dos pies izquierdos. Tal vez no desentone al cantar, pero es definitivo: no s� bailar. La pareja va por un lado, yo por el otro. Eso no ha salvado a las pistas de baile de mi presencia, sobre todo porque nunca falta el caballero que insista: �ven, si es facil�simo�, �t� solo d�jate llevar�. Como premio a su valent�a muchos se han llevado su merecido: un pisot�n (y yo piso duro).

No falta quien me diga que c�mo es posible que siendo latina, y para rematar de ra�ces brasile�as (mi mam� es de la tierra del samba) no sepa bailar. Bueno, as� es. Para nada es motivo de orgullo ni es grato cargar con la fama de aburrida. Los no bailadores no somos el alma de las fiesta, qu� le vamos a hacer. Pero s� que como yo hay muchos que se rehusan a mover el esqueleto.

Por ejemplo, en ciertas escuelas primarias del interior, sobre todo en las m�s remotas, algunos ni�os prefieren ir al tablero para resolver una operaci�n algebraica antes que exponerse al baile. Me contaban de una, donde por tradici�n los dos maestros de multigrado se esfuerzan en organizar las fiestas escolares. Con donaciones consiguen para el dulce, las canastitas y el arroz con pollo. Ante semejante tentaci�n nadie se pavea. Para ni�as y ni�os es un d�a de alegr�a, aunque a veces los maestros lo duden.

Y es que antes de que sirvan el arroz con pollo, pero despu�s de haber ofrecido la chicha, uno de los docentes suelta la temida frase ��qui�n quiere bailar?�. La mayor�a se queda de piedra como si el maestro o maestra estuviera hablando con el tablero. Tal apat�a no desanima a los docentes y tratan entonces de agarrar a un ni�o por el brazo para que vaya a sacar a una ni�a. Intento fallido, porque todos los chicos est�n pegados a la pared y para mayor seguridad tienen los dedos enganchados en los huecos de las ventanas.

Haciendo gala de tenacidad los docentes apelan a otro truco: �El primero que salga a bailar se ganar� 25 centavos�. Para que no haya duda el maestro los ense�a. Silencio. �Bueno, un peso�. Silencio. �Un d�lar, pues�. Y aunque en ese punto algunos pies dan se�as de despegarse del suelo, la pista sigue vac�a.

Al final siempre se consigue formar unas pocas parejitas obligadas. Los dem�s se quedan en su puesto y la m�sica les resbala. Estoy clarita en cu�l grupo quedar�a yo.

Admiro a quienes saben bailar. Le tengo envidia a esa gente que se mueve en la pista como pez en el agua. Pero creo que hay que permitir que quienes no saben bailar se queden en su puesto. Y es que hay una gran intolerancia contra los no bailadores. Por cada persona que no baila hay por lo menos cinco decididas a hacerle cambiar de opini�n. �Pero, no te quedes all�, ��c�mo vas aprender si no te paras de esa silla?�, �no seas aburrida�.

Hasta me han llegado a decir que ya nadie tiene que saber bailar, solo hay que pararse y sacudirse, y total: est� oscuro. Por muy buenas que sean las intenciones, molestan, y pierden el tiempo en una larga perorata (por gusto) en vez de irse de una buena vez a bailar.

S� que para evitar a estos redentores pachangueros lo mejor ser�a abstenerse de ir a la fiesta. Pero no es f�cil ni tampoco justo. Una tambi�n tiene derecho a ir y disfrutar a su modo.

Tengo la impresi�n de que a las mujeres en esto nos va peor. Los hombres que no bailan pasan muy desapercibidos en las fiestas. Se quedan toda la noche con un vaso en la mano viendo los toros desde la barrera. En cambio una tiene que estar diciendo �no, gracias�, �no, yo no bailo� y con esto termina por ofender a los ofrecidos parejos que irremediablemente creen que una no quiere bailar con ellos. Y a veces no est�n tan alejados de la verdad.