Publicado el viernes 24 de noviembre de 2006 - Edici�n No. 873 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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EL PERSONAJE
El protector de los niños

La pasada semana y desde suelo istmeño, Paulo Sérgio Pinheiro presentó a la región centroamericana, del Caribe y México, la radiografía del estudio mundial de violencia contra los niños. Este brasileño fue nombrado experto independiente para dirigir el estudio por el propio secretario general de Naciones Unidas.

Vannie Arrocha

Paulo Sérgio Pinheiro no es el brasileño más popular en el mundo, ya que su profesión no es el fútbol ni las letras y tampoco tiene cara de saber bailar samba. Pero dentro del gremio de las personas que defienden los derechos humanos del niño, su nombre es respetado por su trayectoria y cada una de las palabras que pronuncie en este ámbito tiene peso.

Ha escrito sobre temas sociales que se repiten a través de la historia, democracia y derechos humanos, es profesor visitante de relaciones internacionales en la Universidad de Brown, Estados Unidos, e investigador asociado de la Universidad de Sao Paulo, Brasil, y tiene una longa (larga) vinculación con Unicef. Añadamos a esto el hecho de que fue designado por el propio secretario general de Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, en 2003, como experto independiente para dirigir el Estudio sobre Violencia Contra los Niños, que incluye a 194 países, entre ellos Panamá.

Este estudio tenía como fin revelar las condiciones de violencia en las que viven los niños y adolescentes en el mundo y presentar recomendaciones generales y específicas a las nueve regiones en las que se dividió el globo terráqueo para hacer más factible la realización de esta investigación. Panamá quedó dentro de la región que abarcaba a Centroamérica, Caribe y México.

>Vieja realidad

Los minutos para conversar con Pinheiro estaban contados, amén de su mezcla de español-portugués que confundía al inicio, pero luego de un breve saludo, la primera pregunta fue lanzada.

¿Cuál fue el proceso en la ejecución de este estudio?

El trabajo empezó en 2003, fue un proceso muy participativo. Tuvimos nueve consultas regionales. En este continente hubo dos consultas regionales: la primera fue en Puerto España, Trinidad y Tobago, y la otra en Buenos Aires, Argentina. En las consultas regionales reunimos a los Estados de cada región, las ONG, especialistas y expertos, y a los más importantes, los niños y adolescentes. Todas las consultas regionales se realizaron en 2005.

El proceso preparatorio del estudio fue tan importante como la propia consulta. De la consulta emergieron recomendaciones sobre los cinco contextos que el estudio examina: la familia, la escuela, las instituciones de abrigo o asilos u orfanatos, espacios de trabajo y la comunidad.

¿Es una investigación cuantitativa o cualitativa?

Cualitativa y cuantitativa, porque todas las informaciones están basadas en estudios, si no de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh), el Fondo de la Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), porque contamos con su cooperación, aunque nosotros sí hicimos algunos estudios. Entonces, por supuesto que hay un análisis cualitativo y también cuantitativo, porque hay estadísticas, encuestas, números suministrados por estudios de estas organizaciones.

Pero si me preguntas cuál es el país más violento del mundo, no sé, porque no hay estadísticas en cada país que nos permita hacer comparaciones.

Un informe como este muestra dos caras: una positiva y una negativa

Sí. Eso es exactamente lo que es un estudio, y América Latina y el Caribe es una buena muestra de la ambivalencia. En la región los índices de homicidios de adolescentes son los más altos del mundo. Y cuando hablo de adolescentes, estoy refiriéndome de 15 a 18 años. Probablemente, la tasa de homicidios de la región es dos veces más alta que el resto de la media internacional. La media en el mundo es de 10 homicidios por año por seis mil personas; los números en esta región pueden ir de 22 a 24 por seis mil habitantes. Eso es sólo una media.

El lado positivo es que los Estados tienen una postura proactiva ante los derechos humanos, hay instituciones muy positivas, como la Defensoría del Pueblo aquí en Panamá, como los procuradores en Brasil que protegen dentro del gobierno los derechos de los niños. Se ve que hay buenas prácticas en Estados que no son muy ricos.

¿La realidad que más le mortifica?

Ha llegado la democracia para las mujeres, para los obreros y no para los niños y niñas, ellos continúan siendo sometidos por sus padres y maestros. No es necesario esperar a que los países pobres se hagan ricos para ejecutar cambios. Los países pobres seguirán pobres por muchos años, pero para hacer leyes no se necesita dinero.

Otro problema es el mal funcionamiento de las instituciones. Además, hay muchos casos de abuso sexual en el entorno de la familia, los abusos sexuales no son problemas de las familias, son crímenes. La explotación laboral, millones de niños hacen trabajos peligrosos; otro dato alarmante es la cantidad de meninas (niñas) que trabajan, domésticas sin horario de trabajo ni ningún tipo de protección. Este es el cuadro de América Latina y podría agregar la violencia intrafamiliar, los castigos físicos en la casa y escuela. Es trágico que los niños no consideren a los maestros defensores de sus derechos, sino como personas en contra.

¿Cuál es la actitud más obtusa de la sociedad latinoamericana?

Querer meter a todos los adolescentes tras las rejas es una actitud suicida, porque aún no he conocido ningún país de América Latina al que eso le haya dado seguridad a la población. Hay una esquizofrenia en este continente por poner a todos los adolescentes en conflicto con la ley en la cárcel; el estudio demuestra que la mayoría de los adolescentes en conflicto con la ley han sido niños maltratados o abusados. Hay que hacer algo urgente contra la tendencia de algunos gobiernos que sólo dan una respuesta represiva a los adolescentes.

También es algo escandaloso que en algunos países la violación a una mujer tenga una condena mayor que si se viola a una niña o un niño.

¿Sus recomendaciones específicas para Panamá?

Lo principal son las leyes y su implementación, de lo contrario, no basta. Hay que mejorar los datos, son muy precarios en todo el continente americano, es por eso que no se puede hacer un indicador ni comparar datos. Después, una medida importante es el registro, hay millones de niños que no existen porque no están en el registro público.

>El valor de una buena infancia

Después de seis preguntas, aquel hombre que mide cerca de 1. 90 m dice: ‘No voy a poder continuar hablando mucho, porque si no mi voz desaparece, así que una pregunta más y tengo que silenciar’.

¿Cuál fue la experiencia más linda de su niñez?

¡Ay mi niñez, fue en el siglo pasado! [Resuenan carcajadas: las del propio Pinheiro, las del asistente de proyecto de la ONU para estudios de violencia en niños, Marcelo Daher, y las de Angélica Jácome, funcionaria de Unicef-PanamáI. Mi mejor experiencia fue tener una cuenta desde los 10 años en una librería. Mi abuela me abrió una cuenta y yo iba con ella a la ciudad, yo compraba lo que quería y me puse a coleccionar libros antiguos.

Mi infancia fue una infancia sin grandes problemas, mis papás no me pegaban. Yo creo que tuve una infancia privilegiada.

Si se manda a los niños a trabajar o se les abusa, ¿qué estamos estropeando?

Le robamos a nuestra propia humanidad, no sólo la de los niños, sino la de los adultos; enfatizamos la incompetencia de los adultos y destruimos el presente de esa niñez. No entiendo por qué en América Latina se trata mejor a los gatos y a los perros que a los niños y niñas y adolescentes de las calles, es una cosa que no consigo comprender; no sólo en América Latina, en muchas partes del mundo. El escándalo del siglo XXI es la forma en que los adultos y gobiernos tratan a los niños y adolescentes.

Algunos adultos consideran que sus hijos pueden ayudar a traer el sustento a casa, ¿cómo actuar ante esta situación?

La responsabilidad es de los gobiernos, porque ellos deben proveer becas para que las familias envíen a sus hijos a las escuelas. La responsabilidad de la pobreza no es de los pobres, sino de los gobiernos, de la mala distribución de las riquezas. Los pobres en su entendimiento piensan que pueden apoyarse en sus hijos y eso no puede continuar. La pobreza no es obstáculo para un buen tratamiento de la niñez. Y en muchos países latinoamericanos los que más sufren son las niñas y niños indígenas.

El presidente de la Sociedad Panameña de Psiquiatría de niños, niñas y adolescentes, Erwin Roner, dijo que los padres necesitan una escuela de orientación, ¿qué opina?

Los padres no saben nada, van para el matrimonio en completa ignorancia de lo que les espera. Los padres que imiten las malas prácticas que recibieron de sus antecesores no rompen el círculo. Pero estoy totalmente de acuerdo con ese señor, hay que formar y dar apoyo a los padres. Y hay ejemplos en el mundo, por ejemplo, en Eslovenia, desde 1950 (y hoy están mucho más avanzados), ellos tienen seminarios de información para padres y madres, donde les dicen cómo tratar la violencia, depresiones o problemas psicológicos que sus hijos tengan.

El bullying está azotando a países grandes, chicos, pobres y ricos, ¿se le dedica algún punto en este estudio?

El bullying es uno de los elementos que forman parte de este estudio. De este problema se habla muy poco. Y recibimos relatos durante la investigación [Pinheiro mueve la cabeza de un lado a otroI, donde los niños reclaman por el bullying. Por ejemplo, lo que cuentan las niñas en colegios mixtos es un desastre. Y de eso no se habla, no se trata como un problema público.

La pregunta hizo a Pinheiro volver a sus recuerdos de infancia. ‘De niño, yo tenía las orejas tan grandes que mis compañeros me perseguían para molestarme. Yo sufría mucho’, y agregó que sus maestros no hacían nada. Y poniéndose de pie, dio por terminada la entrevista.


 
 
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