La labor social de Argelis Herrera, en su natal Aguadulce, le ha valido el premio Poder Ciudadano, otorgado a quienes no escatiman esfuerzos por ayudar a los demás.

¿Por qué se dedica a ayudar a las comunidades?

En el año 2000 tuve un accidente de tránsito y realmente estuve muy grave. Fue en aquel momento en que comprendí que Dios me estaba dando una oportunidad para seguir ayudando a la gente necesitada. La gente del campo, esas personas que están metidas donde nadie las escucha, necesitan que alguien se levante y diga: ‘oigan, vamos a ayudarles’.

¿Cuál considera ha sido su mayor logro?

Estoy orgullosa de todos mis logros, sin embargo, una vez pudimos ayudar a 13 niños discapacitados de la comunidad de Río Año.

¿Cuenta con una organización?

Tengo una fundación que se llama Ojitos de Ángel, uno de mis benefactores es Ramón Fonseca Mora. La verdad, pido todos los días ayuda aquí y allá. Si más personas tuvieran el mismo interés, generaríamos un cambio en el país.

¿Cuál es la necesidad de mayor urgencia?

La gente del campo necesita mucha ayuda y sobre todo orientación, y también los recursos necesarios para salir adelante. Pero sobre todo, necesita el apoyo de las instituciones gubernamentales, que les abran las puertas. Ellos no piden que les den dinero, sino que se les ayude con proyectos para que tengan con qué sostener a sus familias. En las comarcas que nosotros hemos visitado, como la Ngöbe Buglé, vemos gente que sí quiere trabajar, y si se le diera la oportunidad, pueden salir adelante.

¿Qué principios consideraimportante inculcar a los hijos?

A mis cuatro hijos les inculco sobre todo el respeto a los demás, independientemente que sea gente muy humilde. Eso me enseñaron mis padres y es lo que trato de legarle a ellos.

¿Cuál considera es la forma correcta de dar ayuda?

No es dando el pez al necesitado, sino enseñarle a ganárselo, es mejor darle la caña de pescar para que aprenda cómo conseguir su sustento. Por ejemplo, mi equipo de trabajo, personas voluntarias que me apoyan, y yo, vemos las necesidades y escogemos la prioridad. Si hay la necesidad de una carretera, entonces nos dirigimos al Ministerio de Obras Públicas y tratamos de que se enseñe a esa gente cómo se construye una carretera.

Nosotros también les instruimos sobre la forma en que se deben dirigir a las instituciones para que se les entienda. A los más pequeños, a los niños con discapacidad sobre todo, les conseguimos becas y la oportunidad de asistir a sus citas médicas o a una terapia en el Instituto Panameño de Habilitación Especial.