En el afán por estar delgados se puede llegar a tocar la línea del extremo. Claro que es bueno comer sano, pero cuidado, tampoco te obsesiones.

01. Solamente comes productos que digan light, cholesterol free o ‘bajo en grasa’. . . y hasta el ketchup lo compras de dieta.

02. En el supermercado te demoras el doble de tiempo porque analizas la etiqueta de nutrición de cada producto.

03. Cuando sales a comer, desde que el mesero se acerca a la mesa empiezas a preguntar ‘¿Tiene alguna alternativa con bajo contenido de carbohidratos?’, ‘¿puedo cambiar las pastas por verduras?’, ‘¿tiene limonada con azúcar de dieta?’.

04. Si no hay soda light, no tomas nada.

05. La comida rápida no existe en tu lista de restaurantes y repudias a quien coma algo frito.

06. Te pasaste un mes tomando solo sopas de diferentes sabores.

07. Ya probaste la dieta de los batidos, pero te aburriste y te fuiste por la del repollo, y cuando esa no dio resultado, optaste por la toronja.

08. El Dr. Atkins es tu mejor amigo.

09. En el gimnasio todos se te acercan, si tienen una pregunta sobre las dietas, eres la experta.

10. Cuando tienes tiempo de navegar por la internet, lo primero que haces es meterte en los sitios de dietas para saber ‘lo último’.

11. En fiestas o reuniones, de lo único que hablas es sobre la dieta ‘South Beach’ o la de ‘The Zone’.

12. Cada sorbo o bocado lo analizas a conciencia para determinar el contenido de grasas, calorías o carbohidratos.

13. Estás tratando de convencer a tu mamá, tu tía, tu abuela y tus amigas -las más rellenitas- que prueben la maravillosa dieta que te hizo adelgazar 10 libras en un mes.

14. Tienes un grueso portafolio donde guardas los menús correspondientes a cada dieta que has realizado en el último año.

15. Las raciones en tu plato de comida son medidas. Tienes medidores especiales para el arroz, los frijoles y la pechuga.

16. ¿Repetir? Eso no existe en tu vocabulario.