Publicado el viernes 15 de septiembre de 2006 - Edici�n No. 863 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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FINANZAS

Planear una estrategia personal

José S. Canto A.

La vida misma, esa gran maestra, nos enseña que si bien navegamos en un mar de contingencias y que no hay nada seguro, sí hay cosas de y en nuestra vida que podemos controlar, o por lo menos intentar controlar, a través de una planificación a corto, mediano o largo plazo.

Una persona puede ser muy similar a una empresa, para efectos de una planificación del rumbo o caminos que recorrerá. Ambas tienen una o más finalidades, ambas buscan crecer, ambas aspiran a obtener algún tipo de ganancias, las dos tienen recursos que emplear y decisiones que tomar y ambas pueden medir en diferentes momentos los resultados logrados con sus esfuerzos. Ambas deben formular una estrategia a largo plazo de supervivencia y crecimiento, que es lo que Philip Kotler, Drucker y otros llaman ‘planeación estratégica’.

Para mejorar su gestión las empresas han recorrido un largo y sinuoso camino utilizando muchos modelos y paradigmas que en principio les deben ayudar a lograr sus objetivos, a alcanzar sus metas y evaluar logros. Uno de entre muchos existentes y que podríamos decir que está de moda es el ‘Balanced Scorecard’ o ‘Cuadro de Mando Integral’ (otros le llaman ‘Tablero Balanceado de Indicadores’) creado en el año 1992 por los profesores de la Universidad de Harvard, Robert S. Kaplan y David P. Norton.

El Balanced Scorecard (BSC) sirve para reorientar el sistema gerencial y enlazar efectivamente el corto plazo con la estrategia a largo plazo, vinculando de manera interdependiente cuatro procesos o perspectivas o indicadores de gestión integrados: Dimensión Financiera, Mercado-Clientes, Procesos Internos y Crecimiento y Aprendizaje Organizacional. Los resultados deben traducirse finalmente en logros financieros que conlleven a la maximización del valor creado por la corporación para sus accionistas.

Se debe partir de la premisa que hay una relación causa-efecto entre estas cuatro perspectivas: si se tienen o adquieren las habilidades necesarias (crecimiento y aprendizaje), se operará mejor o más eficientemente (procesos internos), lo que redundará en que los clientes empresariales o clientes internos familiares se sientan mejor, lo que al final se traducirá en que tengamos buenos indicadores financieros y estemos satisfechos.

Si aplicamos este sistema a nuestra realidad familiar o personal podemos sacar ventajas de dichas ideas ya que también nuestras actividades podrían verse bajo cuatro perspectivas: crecimiento y aprendizaje, procesos internos, relaciones interpersonales y dimensión financiera personal.

Obviamente, debemos partir de un análisis situacional personal que nos indique dónde y cómo estamos para luego obtener una definición de una visión y misión personales, sin las cuales es difícil decidir hacia dónde y cómo vamos o queremos ir en un tiempo determinado en el futuro.

Para cada una de las dimensiones o perspectivas, debemos definir y controlar uno o más indicadores que nos permitan tener una idea clara del avance que logramos en períodos definidos por bimestre o trimestre. Para la dimensión crecimiento–aprendizaje requerimos conocer las habilidades y conocimientos que debemos adquirir para lograr nuestras metas, independientemente de su naturaleza.

Para lo concerniente a procesos internos es imprescindible atender nuestra salud física y mental, lo que facilitará o propiciará el logro de las metas definidas. Cuando nos ocupamos de la dimensión relaciones interpersonales o de nuestro mercado-clientes internos, es básico evaluar la forma en que nos relacionamos con nuestros jefes, compañeros de trabajo, hijos, pareja, amigos, colegas, para medir nuestra eficacia y la forma como dichas personas miran nuestro comportamiento.

Obviamente la perspectiva financiera no se diferencia en gran medida de la que una empresa emplea para evaluar sus logros, pues acá lo que vemos es la forma en que distribuimos y utilizamos los recursos monetarios de que disponemos con miras a lograr las metas que habíamos definido.

Estas consideraciones se facilitan en la medida en que vamos aclarando preguntas tan cruciales tales como: ¿quién soy?, ¿hacia dónde voy o quiero ir?, ¿qué me brinda ventajas competitivas? ¿qué puedo desarrollar como individuo?, ¿qué realmente deseo de mi vida?, ¿qué resultados espero lograr? Una o más respuestas a dichas interrogantes nos llevarán más fácilmente a desarrollar indicadores adecuados para medir nuestros progresos; pues como ya dijimos, es importante definir indicadores para cada objetivo o perspectiva a evaluar. Suerte.

" El autor es asesor financiero personal


 
 
 
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