Publicado el viernes 22 de septiembre de 2006 - Edici�n No. 863 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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DIARIO DE MAMA

Mamá votará sí

Julieta de Diego de Fábrega

Tengo muy claro en mi memoria el día en que por primera vez en mi vida ejercí el derecho a votar. No estaba votando para elegir a un Presidente ni nada parecido, pues en aquellos días no teníamos, como ahora, elecciones democráticas. Fui a votar que ‘No’ a los Tratados del Canal.

En ese momento estaba convencida de que las negociaciones se habían quedado cortas y que Panamá podía obtener más ventajas de las que los tratados nos estaban dando. Hoy, tras casi 30 años de aquel célebre día en que por primera vez metí el dedo en la tinta, mi voto en el referéndum para la ampliación del Canal será ‘Sí’.

Sí porque estoy muy orgullosa de la forma como los panameños hemos manejado el Canal; sí porque entiendo que el mundo no espera a los que se quedan pensando en la inmortalidad del cangrejo; sí porque para castigar a un Gobierno por sus errores la mejor estrategia es llegar a las próximas elecciones y votar por ‘la competencia’.

Como soy ante todo madre, trataré de explicarles mi voto usando ejemplos de la vida en familia. Podrán sonar simples y cotidianos, pero no creo que hay que ser físico nuclear para entender lo que está claro como el agua del río Chagres.

Actualmente muchos padres sueñan con matricular a sus hijos en un colegio privado. No entraré a explicar las razones de esta situación porque no vienen al caso, pero lo que sí puedo decirles es que aquella mamá que no se acerca al colegio de su preferencia a reservar un cupo el día que su ginecólogo le confirma la fecha probable de parto, no verá a su vástago con el uniforme de dicho colegio cuatro años después.

Y el mismo día que ese pelaíto pisa por primera vez el salón de kinder, los papás tienen que cancelar la cena de los jueves con los vecinos y meter el dinerito en una cuenta de ahorros para ver si, con suerte, le pueden pagar una universidad privada. Así de fácil, cuando se acaricia un sueño se tienen que empezar a tomar medidas conducentes a la realización del mismo con mucha anticipación.

El mundo camina a una velocidad vertiginosa, yo creo que los ratoncitos que mueven las manecillas de los relojes están sobrealimentados, pues el tiempo transcurre mucho más rápido de lo que yo recuerdo que transcurría cuando era chiquita y el que no se monta en el barco, se queda en tierra.

Alejémonos por un momento de la casa y demos un vistazo a la actividad comercial. Cualquier empresa común y corriente planifica sus inversiones. Visualizan dónde quieren estar dentro de cinco o diez años, analizan las condiciones y pronósticos del mercado y elaboran sus planes de trabajo y presupuestos basadas en la información recabada.

La empresa que no evoluciona, que no se adapta a su entorno, está destinada a morir lentamente. La empresa que reparte hasta el último centavo que se ganó, sin hacer reservas para inversiones futuras, no progresará. ¿Es eso lo que queremos para el Canal? ¿Que se convierta en una reliquia de interés sólo para los turistas como las ruinas de Panamá la Vieja? Yo pienso que no. Pienso que el sueño de todo panameño es ver la industria más grande del país progresar y mantener su vigencia para el comercio mundial.

A diferencia de lo que sentía y pensaba en 1977 cuando voté que ‘No’ a los tratados, hoy estoy convencida de que la ACP merece todo nuestro respaldo. Se lo ha ganado. Y mientras me como los hígados en un tranque ocasionado por cualquier marcha de cualquier gremio -los que, por cierto, piden que se les reparta lo que se van a ganar en la lotería que aún no ha jugado- concluyo con tristeza que no hemos madurado como país y seguimos pensando que si matamos a la gallina tendremos los huevos de oro.

Falta un mes calendario para el referéndum, usted ¿se suma o se resta?


 
 
 
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