Publicado el viernes 12 de octubre de 2007
  Edición No. 917
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A cada enfermedad, su dieta

Una mujer que padece de cáncer de mama y está en tratamiento, o que ya lo haya superado, debe saber que los alimentos que lleve a su boca tienen un valor significativo en su salud.

Las uvas rojas pueden impedir la absorción en el hígado de los medicamentos de oncología debido a que pueden actuar o competir por el mismo sitio de absorción

IVIS MARCELA ARMIÉN
Latinstock

La alimentación en el cáncer de mama, como en cualquier tipo de cáncer, tiene un objetivo específico: ‘evitar que la persona pierda su peso o se consuma’, puesto que entre sus sintomatologías está el proceso de pérdida de peso.

Debido a que el cáncer de mama desmejora la calidad de vida del paciente, es necesario que la persona haga evaluar su estado nutricional para conocer mediante un cálculo numérico cuáles son sus necesidades nutricionales y energéticas que debe ingerir, para mantenerse fuerte y para afrontar el proceso de tratamiento medicamentoso y radioterapéutico.

En algunos casos, cuando la mujer se entera de que padece cáncer de mama, cambia su proceso de alimentación y hace un giro en su dieta por el hecho de querer sentirse mejor. Sin embargo, antes de recetar una dieta alimenticia para estas pacientes, hay que tomar en cuenta los gustos de las personas por algunos alimentos, pero no así las costumbres, debido a que se hace urgente que las modificaciones en la conducta alimentaria se adopten de manera responsable e inmediata. Por ejemplo, si estaba acostumbrada a las frituras debe sacarlas de su dieta.

> Cómo alimentarse durante el proceso de medicación

En el tratamiento quimioterapéutico, el proceso de la alimentación es un poco más delicado, debido a que las preferencias por alimentos cambian por las modificaciones que sufren las glándulas gustativas y olfativas. Por tanto, el paladar es uno de los factores que afectan la aceptación o receptividad del alimento; lo que depende, por ejemplo, de si el paciente no capta sabores salados y, sin embargo, sí capta los agridulces, ácidos o azucarados. Por esta razón, se deben preparar o modificar recetas similares a los gustos del paciente y eliminar productos o alimentos no recomendables, como manteca, leche con grasa, alimentos y condimentos no naturales, grasos o con carga de aditivos o preservantes, azúcar, entre otros. Por ejemplo, en vez de usar azúcar, utilice miel para los sabores agridulces.

Las recetas deben guardar las condiciones nutritivas y cumplir con las condiciones organolépticas (por ejemplo, sabor, olor) de los alimentos, para evitar que se dañen las mucosas y se estimule al paciente en un momento agradable y de compensación como lo es alimentarse.

En el caso de algunas quimioterapias o radioterapias que producen efectos como diarrea y vómitos, es necesario que se prescriba una dieta líquida con alimentos líquidos especiales llamados alimentos enterales, módulos de proteínas o ácidos grasos; existe una gran variedad en el mercado.

Se corre el riesgo de desmejorar la alimentación con productos alimenticios en forma líquida que no cumplen con los requerimientos nutricionales, como té, sopas o con lácteos (que pueden exacerbar el cuadro diarreico) y se compromete la evolución hacia la mejoría y la calidad de vida del paciente.

> Tras superar el cáncer, la dieta sana no termina

Como sugerencia, durante y después de haber padecido cáncer de mama, hay algunos aspectos a modificar:

En el tratamiento quimioterapéutico, las preferencias por alimentos cambian por las alteraciones que sufren las glándulas gustativas y olfativas. LATINSTOCK

" La grasa, por ejemplo, está ligada a la predisposición de tumores y la mayoría de los pacientes recibe comidas con grasa oculta, como en condimentos elaborados, alimentos preelaborados, pastelería, frituras, carnes, entre otros, por no contar con orientación profesional idónea en nutrición.

" La comida chatarra salada o carbohidratos simples (azúcares, dulces, sodas) deben ser retirados de los patrones de alimentación.

" Debe planearse un patrón que incluya carbohidratos complejos; seleccionar vegetales y frutas; proteínas, preferiblemente de carnes blancas (pescado, pollo) y variarlas según el progreso y la colaboración de la paciente; ácidos grasos esenciales (poliinsaturados) en pequeñas porciones; para no alterar el cálculo calórico se pueden utilizar módulos de proteínas o de ácidos grasos según prescripción médica; en la dieta el agua no debe faltar, pero en algunos casos a la paciente le sabe a metal, por lo que también se puede modificar su sabor con gotitas de jugo o con un endulzante permitido.

En el hígado, órgano que produce un mecanismo de depósito, ocurren cambios e intercambios de procesos metabólicos y procesos de desechos, y también la absorción de medicamentos. Debe tenerse mucho cuidado con lo que se ingiere, ya que algunos alimentos pueden impedir la absorción en el hígado de los medicamentos de oncología debido a que pueden actuar o competir por el mismo sitio de absorción, por ejemplo, las uvas rojas y el medicamento. Pero todo esto se organiza en un patrón especial para cada persona, pues se debe tener en cuenta el tipo de medicación y del tipo de cáncer que padece.

Luego de superar el cáncer, la Terapéutica Nutricional (terapia de nutrición), no termina, ya que precisamente se trata de que la persona adopte formas de alimentarse saludables y permanentes. Una ‘dietoterapia’ o ‘terapéutica en nutrición’ significa mantener controles para que la persona no se canse, cumpla con los requerimientos nutricionales al día que pide su cuerpo. Y como todo control de salud, debe ser constante y personalizado.

  • La autora es nutricionista

 
 
 
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