Publicado el viernes 12 de octubre de 2007
  Edición No. 917
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¿Busca gratificación inmediata?


JosÉ S. Canto A.

El dinero es y sigue siendo un tema de relevancia para millones de individuos en todo el mundo, pues está relacionado con emociones, poder, control, la búsqueda de estabilidad y de éxito financiero.

Si le preguntase a usted ‘qué es lo que le produce alegría, lo que le da gusto’, su respuesta me diría lo que a usted le produce ‘gratificación’. La gratificación la podemos definir, en términos sencillos, como el acto de obtener placer o una sensación de satisfacción. En este contexto, el momento de la gratificación es importante: la deseo ¡ya! o la puedo posponer.

Justamente es el deseo de obtener una gratificación inmediata lo que ha conducido a muchas personas por la ruta del endeudamiento crónico. No se han detenido jamás a diferenciar si ‘lo necesito’ o si simplemente ‘lo quiero’ porque eso me haría ‘feliz’. No hay habilidad psicológica más esencial que la capacidad de resistir el impulso. Resistir o controlar el impulso es el fundamento de cualquier tipo de autocontrol emocional, puesto que toda emoción supone un deseo de actuar, y es evidente que no siempre ese deseo será oportuno o conveniente.

En un artículo que leí titulado ‘Bienestar, un asunto de ser menos’, de Ricardo Sasaki, este nos dice ‘Hace 26 siglos, el Buda solía decir que había cuatro requisitos para una vida feliz: un refugio, algo de ropa, una comida frugal y medicinas, cuando eran necesarias. Achaan Buddhadasa, un monje budista contemporáneo, dijo que había un quinto requisito: mientras que los cuatro primeros hablan de nuestra existencia corporal, nuestra vida mental necesita una filosofía de vida, una espiritualidad, un conocimiento de cómo son las cosas, un conocimiento de las leyes de la naturaleza y los deberes que surgen al conocer esas leyes, el Dhamma’.

La felicidad no es una meta en sí, es un camino a recorrer, pero con autocontrol. Una encuesta realizada entre consumidores de bajos ingresos en un país suramericano mostró datos interesantes. Al decirle a un consumidor de bajos ingresos que complete la frase ‘darse un gusto es. . . ’, habla básicamente de comidas, compra de ropa y diversión. Para ellos darse un gusto es hacer algo distinto a la rutina, es el momento de esparcimiento que sólo se da cuando hay dinero extra. Las mujeres añaden peluquería y manicuras. En el caso de las madres, una gratificación también es satisfacer a sus hijos. Llama la atención que se menciona como darse gusto el poder cubrir las necesidades sin preocupaciones. Parar otros darse gusto podría ser: ‘Comerme tal cosa, caminar viendo ropa que nunca te vas a comprar, salir a un lugar donde quiera, una playa, una discoteca, al que no puedes ir todos los días’.

‘Hay momentos en los que ves un pantalón, pero cuando uno tiene niños, siempre son primero los niños; entonces es un gusto si ya los niños tienen y uno se lo puedes comprar’, explicó una madre entrevistada. En esencia, sentir placer no es comprar cosas siempre.

La gratificación tiene diferentes formas y contenidos para diferentes clases sociales, pero el anterior ejemplo nos dice simplemente que, independientemente de la clase social a la que pertenecemos o creemos pertenecer, lo cierto es que se pueden obtener muchas gratificaciones sin tener tantos gastos o presiones por comprar objetos.

En el sitio de internet www.fluvium.org, dice el autor Alfonso Águiló que ‘La capacidad de resistir los impulsos, demorando o eludiendo una gratificación para alcanzar otras metas, ya sea aprobar un examen, levantar una empresa o mantener unos principios éticos, constituye una parte esencial del gobierno de uno mismo. Y todo lo que en la tarea de educación -o de autoeducación- pueda hacerse por estimular esa capacidad será de una gran trascendencia’. Yo añado que eso es justamente lo que muchos padres o maestros han dejado de hacer y que deberíamos retomar para ayudar a los jóvenes en su educación financiera y en su proceso de maduración.

" El autor es asesor financiero personal


 
 
 
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