Publicado el viernes 14 de octubre de 2005 - Edici�n No. 814 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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FINANZAS

Disciplina hoy

José S. Canto A.

En el momento en que escribo estas líneas, escucho la noticia de que el galón de gasolina costará casi cuatro balboas. Un precio increíble y que tendrá un impacto negativo en nuestras finanzas personales.

Esta triste noticia nos brinda un buen momento para revisar nuestro presupuesto personal, familiar, y verificar cuán disciplinados somos. Se imponen medidas inteligentes y oportunas de ahorro; no solo de gasolina, sino de muchos otros renglones.

En este contexto cobra nuevo significado e importancia el presupuesto, el cual no es más que un plan de ahorros y gastos, un plan para ajustarse a ciertos gastos en un período de tiempo determinado.

El presupuesto nos brinda importantes beneficios: nos ayuda a controlar nuestra situación financiera, a conseguir bienes, mejorar la calidad de nuestra vida, reducir la ansiedad que nos pueden producir asuntos de dinero.

Muchas personas tienen o dicen tener un presupuesto, pero lo que realmente tienen es una lista de gastos. Los buenos presupuestos tienen cuatro características: a) facilitan el cumplimiento de nuestros objetivos, b) son equilibrados, ya que los ingresos y gastos –incluyendo los ahorros– son iguales; c) son flexibles y d) son realistas.

El presupuesto, bien hecho, le ayuda a saber de dónde viene el dinero y adónde va cuando usted lo utiliza. Su presupuesto siempre debe incluir gastos imprevistos y una suma para ahorrar.

Ser disciplinada(o), maduro o madura es muy importante para controlar los gastos y seguir los lineamientos de un presupuesto. Esto significa que si ha hecho un presupuesto y lo toma en serio, no puede gastar más de lo presupuestado, no puede excederse en gastos bajo la premisa de que en la otra quincena me balanceo. Hacer eso es funesto para sus finanzas personales.

La disciplina férrea, ejercida por usted misma o usted mismo, es vital para controlar sus gastos. La disciplina es la capacidad de actuar ordenada y perseverantemente para conseguir un bien. Exige un orden y unos lineamientos para lograr más rápidamente los objetivos deseados, soportando las molestias que esto ocasiona.

Controlar sus gastos no es tan difícil: lleve solamente pequeñas cantidades en efectivo si no tiene planes para comprar algo; controle el uso de la tarjeta de crédito. No la use en cosas que no necesita realmente. Si se siente deprimida o triste, no vaya de compras. Mejor salga de paseo, reúnase con amistades. Busque en todo momento formas de ahorrar dinero, por ejemplo, indagando y comparando precios en varios lugares para conseguir el mejor. Pague sus cuentas a tiempo y evítese cargos innecesarios por morosidad o demoras en pagos.

Podríamos dividir en cuatro grandes bloques nuestra vida productiva, para luego señalar las metas generales en cada una.

Al ver la vida en tramos a recorrer y en los cuales debemos haber definido metas, resulta fácil controlar el presupuesto y ahorrar, y tener un buen margen de seguridad para la vejez.

Entre los 25 y 35 años, es normal haber terminado la formación profesional e iniciado una carrera laboral, aunque ya no podemos pensar en esos términos. Aquí deben primar los buenos hábitos financieros y sobre todo el ahorro. Entre los 35 y 45 años, generalmente se forma la familia y se debe responder por su sostenimiento y la educación de los hijos. Esto se compensa con un mayor nivel de ingresos. Aquí debe escoger el sistema para su jubilación. Pese a todo lo anterior, esta también es una etapa de ahorro ya que aún falta mucho por vivir. Sea cuidadoso.

Entre los 45 y 55 años surgen otros temas de significación: ya usted debe contar con al menos 15 años de ahorros para su pensión. Ya no se trata de empezar a ahorrar, sino de ser muy exigente con la rentabilidad de la inversión y la seguridad de estos fondos. Se supone que ahora sus hijos ya empiezan a percibir ingresos, por lo cual usted puede ahorrar bastante. Busque formas de maximizar la rentabilidad de los ahorros de toda su vida. No se trata de ser pesimista, pero organice sus haberes para que, en caso de que muera, su familia no sufra escasez innecesaria.

De los 55 años en adelante debe primar la prudencia en sus gastos e inversiones. No se exceda en deudas. No es conveniente pues ya no tiene los mismos ingresos. Ya no necesita tanto espacio, por lo que se podría mudar a una vivienda más pequeña que le genere menos gastos, con lo cual tendrá más para ahorrar y disfrutar. Un presupuesto exige disciplina.

• El autor es asesor financiero personal



 
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