Consumir como estilo de vida
José S. Canto A.
El autor es asesor financiero personal
El concepto ‘estilo de vida’, apareció en 1939 en la sociología y con él se quiere significar la manera en que vive una persona (o un grupo de personas). Esto incluye la forma de las relaciones personales, del consumo y la forma de vestir. Un estilo de vida también refleja las actitudes, los valores o la visión del mundo de un individuo. Tener una ‘forma de vida específica’ implica una opción consciente o inconsciente entre un sistema de comportamientos y de algunos otros sistemas de comportamientos.
Un estilo de vida de una persona puede ser aquel que la muestra muchas veces empeñada en la lucha competitiva, centrada en el carrerismo, el consumo, el dinero y en el ‘tener’ más que en ‘ser’. En epidemiología, el estilo de vida o forma de vida es un conjunto de comportamientos o actitudes que desarrollan las personas, que unas veces son saludables y otras son nocivas para la salud de las personas.
El estilo de vida de muchas personas hoy está asociado al ‘consumismo’, es decir, a un orden social y económico basado convicción de que la vida solo es digna de vivirse basada en la posesión de bienes materiales y éxito personal. La búsqueda de esa ‘buena vida’ lleva a las personas a trabajar cada vez mas fuertemente, sin que tengan vida propia o satisfacción.
El consumismo está desestabilizando nuestras vidas personales y económicas y nos lleva a estar insatisfechos con los bienes que poseemos o con lo que creemos ser. Muchas personas consumistas tienen una autoestima baja, conectada a sentimientos permanentes de insatisfacción con lo que tenemos, ya que deben siempre estar ganando y adquiriendo más. Ahorrar cada vez menos e incrementar cada vez más la deuda personal es lo ‘natural’ cuando hemos elevado el consumismo a la categoría de religión personal.
Cuando nuestro estilo de vida es consumista, todos los ingresos disponibles son gastados para satisfacer los deseos y la imagen personal; para artificialmente inflar el valor y la condición propia, sacrificando otras cosas, necesidades o valores realmente importantes.
En un hogar consumista la pregunta básica no es ya más cuanto puedo permitirme pagar por un carro, casa, vacación, o ropa; sino cuánto puedo pagar mensualmente para esta compra, en cuánto me puedo endeudar, cuánto me queda libre en mi tarjeta de crédito .
El consumista no tiene ni paciencia ni conciencia de que sufre un mal interno, una ‘obsesión’ por tener cosas, buscando sentirse mejor y por ello se endeuda, da ‘tarjetazos’ a diestra y siniestra para mantener un estilo de vida que excede los límites de su nivel real. Por lo tanto, además de ser un esclavo de un imperioso impulso por hallar satisfacción, tiempo y dinero, se vuelve un esclavo de sus resultados: crédito, y más deudas, más compromisos que luego no puede pagar.
En una trágica paradoja, cuanto más consumista se convierte una persona, tanto más insatisfecha y tanto menos dueña es de menos; lo que desestabiliza radicalmente su vida personal, familiar , comunitaria, su salud y paz mental. Nos tornamos altamente individualistas y egoístas.
Un estilo de vida consumista es un estilo de vida en que realmente ‘tenemos’ pero no ‘poseemos’ nada, dado que todo lo debemos, nuestra identidad está asociada a nuestro trabajo, tareas y si los perdemos no solo no podemos pagar la deuda sino que sufrimos la alineación asociada a dicho evento; empezamos a sufrir problemas psicológicos de identidad, falta de amor, frustración.
En Panamá y en el mundo muchas personas deben casi todo su estilo de vida al lugar de trabajo y al mercado: sus salarios y cuidados de salud vienen de su empleador; su dinero y su propiedad están comprometidos en sus deudas, y el dinero de su retiro -si lo tienen- a veces ya está comprometido.
Un estilo de vida consumista no nos permite dar prioridad al descanso, recreación, a compartir con los nuestros o la pareja, ya que no tenemos tiempo, energía, o seguridad para hacerlo. Vivimos con un miedo interno que nos obliga a ir hacia adelante en un esfuerzo sin fin para asegurar lo que no es asegurable. Revise su estilo de vida y cámbielo si es eso lo que le tiene mal.
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