Para la mayoría de los panameños el sida y VIH son asunto de otros, algo lejano que solo le ocurre a ‘ciertas personas’ –prevalece el esteoreotipo de que es una enfermedad de homosexuales y trabajadoras sexuales–. La realidad indica lo contrario.
Como bien diría Nelson Mandela hace unos días en un concierto para crear consciencia ante el VIH en Sudáfrica, “el sida tiene cara de mujer”. En Panamá, el VIH también tiene rostro femenino. El contagio de este virus ha aumentado en la mujer de forma alarmante. Lo adquiere el ama de casa que solo tiene contacto con su esposo, la mujer profesional cuyo ex novio murió de la enfermedad y la adolescente que tiene sexo con su noviecito. Panamá sigue siendo el segundo país con mayor números de personas con VIH en Centroamérica, y entre esos casos, por cada tres hombres contagiados hay una mujer con VIH.
Ya es hora de que el sida deje de ser un tema tabú. De esta enfermedad “hay” que hablar para frenar el contagio y proteger a niños, jóvenes, mujeres y hombres. La sexualidad responsable debería ser un hábito tan automático como lavarse los dientes. Instamos a nuestras lectoras a aceptar conscientemente que este virus existe y que vive cerca de ustedes. Solo aceptando que el riesgo existe podrán comprender la importancia de la prevención para entonces practicarla.
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