Felicitan a Ileana por última ‘fucsia’
A esos chicos malos, como los definió Ileana, les cae lo que dice García Márquez en su Memoria de mis putas tristes: “El sexo es el consuelo de los que no tienen amor”. Así que, amigas, esos divinos chicos malos quizás no encuentran a su princesa porque algunas chicas no los dejan simplemente... enamorarse.
Guadalupe Carrizo
Piden dar sentido a las pulseras
Quisiera pedirles a las personas que usan las pulseras con medallas religiosas que se tomen un momento, examinen la pulsera con cautela e investiguen y lean sobre la imagen de cada una de las medallas. Las pulseras no deben ser usadas como algo fashion ni como amuletos de protección o de buena suerte. Cada medalla tiene un significado especial. Uno debe usarlas por amor a Dios, a nuestro Señor Jesucristo, a la Virgen, a los Santos y a los Ángeles.
Madelaine Adames de Paredes
Aplauden artículo de la Lic. Ledezma
Con respecto al artículo del 11 de abril, creo que es increíble que nuestra sociedad se haya convertido en el escenario de una olimpiada por alcanzar cosas materiales, sin importar el respeto a los demás, la familia y a las buenas costumbres. Lo peor es que estamos transmitiendo esta necesidad a nuestros hijos. Con esto estamos produciendo seres insensibles, cuyos sistemas de medición son el tener cada día más cosas a pesar de que es bien sabido que la felicidad y la unión familiar no van necesariamente de la mano con las posesiones materiales. Veo día tras día los parques públicos llenos de familias de condición modesta disfrutando juntos, mientras otros niños están acompañados por sus nanas ya que los padres “exitosos” trabajan hasta tarde, sacrificando valioso tiempo de familia para pagar su estatus; un buen carro, una buena casa, y un “buen” colegio para sus hijos. Entendiéndose por esto último, un lugar donde los chicos adquieren roce social y no necesariamente una preparación académica adecuada.
Estamos en la obligación de detener la producción de seres “exitosos”. Pues resulta obvio que la sociedad necesita mucho más que eso.
Mil felicidades, Lic. Ledezma por tan buen artículo.
Eliana Stanziola C.
Se sintió excluida
Pasé los días 3 y 4 de abril en el resort Barceló Playa Blanca, pero el que prometía ser un fin de semana de tranquilidad y esparcimiento en ese lugar impresionantemente bello, fue de malestar y disgusto.
Estoy convaleciente, por lo que antes de partir llamé para asegurarme de que tenían silla de ruedas. No conforme, mi madre llamó y confirmó. Sin embargo, al llegar, me respondieron que solo tenían una y estaba dañada. Solicité un medio para transportarme hasta las habitaciones, pero no hubo solución, así que nos cambiaron a una más cercana al área de restaurantes.
A pesar de ello, trasladarme de un lugar a otro en andaderas me provocó dolores insoportables.
Dejé sentado mi disgusto y preocupación de que una instalación de este tipo no contara con sillas de ruedas. ¿Teléfonos al alcance de los discapacitados, rampas para minusválidos? Que no existan en un hotel cinco estrellas es inadmisible.
Pero la sorpresa más grande me la causó la respuesta de uno de sus trabajadores: “Se supone que a un resort no vienen personas que no puedan caminar”.
Dianett Cueto
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