Por eso no compro
Roxana Mu�oz
Hace unas semanas hice el prop�sito de renovar mi guardarropa. Lo acepto, soy de esas personas que usa la ropa hasta que se gasta. As� que llega un momento en que no tengo nada que ponerme, mis prendas favoritas me quieren hablar y tengo que salir de emergencia a las tiendas de ropa, lo peor es que en esas condiciones nunca encuentro nada. Comprar a m� no me relaja, me estresa. Despu�s de pensarlo creo que estas son algunas de las razones principales por las cu�les no compro ropa y quedo luego en apuros.
Una: Encuentro lo que me gusta cuando no tengo plata.
�Qu� fabulosos zapatos! Si tan solo estuvieran a medio precio, y yo dispusiera de plata para pagar el medio precio, me los llevar�a. Desde que tengo memoria, como compradora, siempre me he enamorado de cosas justo el d�a en que estoy m�s limpia. Adem�s siempre me frena el juicio y la cordura, podr�a dar un tarjetazo, pero no. Prefiero esperar a tener la plata y cuando lo tengo se me va en otra cosa. Por eso no compro.
Dos: Cuando tengo plata nada me gusta, y lo que me gusta cuesta demasiado.
Ahora s�, llevo dinero para comprar zapatos y se han puesto de moda esas afiladas puntas que en mi pie tan grueso me hacen ver como una duendecilla, adem�s me aprietan.
Desisto de los zapatos y me enfilo a buscar una blusa para ir al trabajo. Tras visitar cinco vestidores distintos y probarme 10 blusas concluyo que soy muy falluca para esto. La rosada me luce, pero est� muy deportiva, no sirve para trabajar; la celeste s� es m�s formal pero entre el tercer y cuarto bot�n se me asoma, clarito, el color del sost�n, la crema me queda mejor pero mis brazos parecen de luchadora. Me rindo. Entonces veo una espectacular, la tomo con los ojo cerrados, me la mido y parece que hubiera sido hecha para m�, tiene estilo, elegancia hasta me disimula unas libritas, me va con todo menos con mi bolsillo, cuesta lo que yo ten�a para comprar dos pantalones y dos blusas.
Y es que no importa cu�nta plata lleve. La prenda que me enloquece generalmente cuesta 40% m�s de lo que presupuest�. As� es una pues, siempre le gusta lo m�s caro. Por eso no compro.
Tres: Lo que ves no siempre es
Recuerdo lo bien que se ve�an esos pantalones de sat�n recogidos a los lados con cintas. El mismo look que le hab�a visto a Beyonc� en la entrega de los Grammys y el que yo necesitaba para innovar mi imagen.
El encanto se rompi� cuando logr� pon�rmelos en el vestidor, mis piernas se ve�an muy atractivas, si el objeto fuera exhibirlas en un mostrador de embutidos, adem�s las cintas de sat�n arrastraban y me ve�a tan chaparra. Ilusa yo, era obvio que el maniqu� que los llevaba puesto adem�s de ser talla cero, med�a un metro ochenta.
Tampoco es extra�o que vea un precioso traje en el rack, �lindo! Es talla seis as� que busco atr�s el de mi talla, cuando encuentro el 10 resulta ser un horrible saquito sin forma, con raz�n lo tienen hasta atr�s. El mismo trago amargo le pasa a mi amiga, pero ella lo vive con los zapatos. Ella me dice que una cosa es un zapato talla seis y otra muy distinta y (grande) es el talla 10.
Pienso: bueno compro el vestido en talla 8 y me pongo a dieta de pan y agua hasta entrar en �l, �pero, y mientras? �qu� me pongo para trabajar? Adem�s, tengo que ser realista, en mi ropero cuelgan dos pantalones que fueron comprados bajo la misma condici�n y all� est�n, muertos de la risa. Por eso tampoco compro.
Cuatro: La moda no me entiende
Se puso de moda la manga mariposa y yo dije �qu� va! eso no es conmigo. Efectivamente me quedaba mal y lo �ltimo que quer�a era tener la manga de una camisa metida en mi plato. Luego vino el corte imperio, esas blusas con una l�nea justo en el pecho. C�mo yo si tengo pechonalidad, pues me hacen ver m�s pechona y no me gusta. Tambi�n lleg� el pantal�n capri, que para nada va con mi estatura peque�a y mis grandes caderas. C�mo ven, soy demasiado quisquillosa. Por eso no compro.
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