Colores y trazos de 100 a�os
Colgados son solo cuadros ricos en colores y t�cnica, pero reunidos en las paredes del MAC forman un precedente del genio de pintores que dieron matices a Panam�
Lineth O. Del Cid T.
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Corpus Christi en La Villa de Los Santos, 1908, Rub�n Villalaz |
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Cristal Marino, Justo Arosemena |
Junto a Carmen Alem�n, curadora de la muestra, caminamos por los salones del Museo de Arte Contempor�neo (MAC) donde la exposici�n titulada Cien a�os de arte en Panam�, relata historias pict�ricas y pone en su justo lugar los antecedentes de algo m�s de 80 pintores, entre nacionales y extranjeros radicados en Panam�, en estos primeros a�os de vida republicana.
Iniciamos la ruta en la sala Precursores y Maestros Modernistas, que recoge el trabajo a partir de 1870 a 1950. La segunda parte tiene como meta final el a�o 1989 y la tercera se inicia en la d�cada 90 hasta nuestros d�as.
Colaboradores
La coordinaci�n de la muestra, que se exhibir� hasta el 31 de diciembre, tom� algo m�s de tres meses entre visitas casi diarias a una u otra colecci�n. La muestra se basa en los textos preparados para el libro Cien a�os de arte en Panam� 1903 - 2003, dedicado �ntegramente a la historia del arte paname�o.
Alem�n acepta que ha aprendido much�simo en los meses de coordinaci�n y preparaci�n. Agradece la colaboraci�n y asesoramiento de la profesora Angela de Picardi con quien comparte el trabajo de curadora. �Ella tiene registros de arte paname�o maravillosos; sus archivos son muy buenos. Adem�s de los archivos del MAC de 1962 en adelante�. Tambi�n contaron con un �asesor excelente para esta primera �poca, Mario Lewis, quien es un enamorado de la pintura de principio de siglo en Panam� y nos ayud� d�ndonos obras de su colecci�n y adem�s llev�ndonos a coleccionistas que ten�an obras que est�bamos buscando�.
Se�ala que examin� y fotografi� alrededor de 150 obras, de las que 120 conforman la exposici�n. �Este es el sue�o de cualquier historiador. Recopilar y organizar estas obras no solo como exposici�n, sino como un texto que permanecer�.
La fotograf�a estuvo a cargo de Alfredo M�iquez y la coordinaci�n general estuvo a cargo de Carmen Alem�n y Arlene Lachman, de la galer�a Arteconsult y por parte del MAC, Mar�a F�brega y Nuria Madrid.
Tres salones
La primera etapa, de 1870 a 1955 cubre los inicios de la pintura paname�a y su movimiento hacia la modernidad. Explica la curadora que �aunque no es un artista paname�o, decidimos incluir a Epifanio Garay, artista colombiano, que vivi� en Panam� casi 20 a�os y tuvimos la suerte de encontrar en colecciones privadas� un autorretrato a l�piz de 1897, que engalana la primera sala junto al �leo Ni�o con boina.
Para Carmen Alem�n, cada retrato tiene una historia que unido a la trayectoria del artista, dobla o triplica su valor patrimonial. Pasos m�s all� un Roberto Lewis, �el padre de la pintura paname�a�, que representa su �poca de Par�s. �Aunque es figurativa y hay un realismo bastante discernible, tiene trazos del impresionismo y del manejo de la luz�, una t�cnica que no nace de la Academia, sino m�s bien del esp�ritu creativo de los artistas que entran en el modernismo y el posimpresionismo.
Explica, que el libro Cien a�os de arte en Panam� ilustra dos obras sobre tela de Lewis, para dar una idea de su tendencia estil�stica as� como dos piezas �bell�simas� del Teatro Nacional. Agrega que Lewis fue �el primer educador que tuvieron los artistas paname�os. En ese sentido influy� mucho en Humberto Ivaldi y en Juan Manuel Cede�o�. Sigue un retrato de Lady Matilde De Obarrio de Mallet, de Carlos Endara, uno de los primeros retratistas del pa�s.
Tesoros
Aunque en muchos casos fue necesario hacer limpieza y rebarnizar, en la �gran mayor�a nos decidimos por cuadros que estuvieran bien cuidados�, ya que al inicio del trabajo se encontraron con cuadros que, aunque bell�simos, �estaban tan descuidados que no se pod�an ni fotografiar�.
-�Alguna sorpresa entre lo que no buscaban?
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Viento en la loma, 1945, de Humberto Ivaldi |
�S�. Tuvimos varias sorpresas. Por ejemplo, una obra de Justo Arosemena, muy abstracta al estilo de Alfredo Sinclair, de los 50. Un Eudoro Silvera, quien ha sido m�s conocido por su obra con pescados, le descubrimos un esp�ritu m�s afroantillano, caribe�o, con unas texturas maravillosas y totalmente contempor�nea y fechada 1955. Realmente es un tesoro. Encontrar una obra como esta permite entender por qu� Jos� G�mez Sicre, de la OEA, cuando vino a Panam� escogi� a Silvera para ser el artista que representara a Panam� en su muestra colectiva.
A Manuel E. Amador, el primer dibujante expresionista que tuvo Panam�, cuya obra conozco por amistad con un coleccionista que tiene alrededor de 200 dibujos. Los cinco que se exhiben en esta sala son una donaci�n al Museo [de Arte Contempor�neo]. En tanto, el �leo de Manuel Amador Guerrero lleg� a nosotros para limpieza hace varios a�os y tuvimos la suerte de que el due�o nos dejara no solo fotografiarlo para el libro, sino exhibirla.
-�Han ayudado los coleccionistas?
�Los coleccionistas, en su mayor�a, han sido maravillosos. Han apoyado much�simo y se han sentido orgullosos de poder compartir su colecci�n con el p�blico paname�o. Muy pocos han protestado el desprenderse de sus obras por tres meses, ya que desprenderse de una obra que est� en un lugar especial de la casa, como lo est�n la mayor�a de �stas, es un signo de amor a la patria tremendo y de confianza en nosotros.
Luego de inaugurada la muestra, a Alem�n le han llamado para decirle �yo tengo un Ivaldi�, o �tengo un Amador�, y por ello se toman la informaci�n pues tiene el sue�o de �hacer pr�ximamente una muestra por cada d�cada o segmentos estil�sticos en una forma m�s amplia�.
Recorrido
Comparten obras de Amador, Lewis, Ivaldi y Cede�o con las de Isaac Ben�tez, [�la figura del poeta maldito de la pintura paname�a. Muy talentoso y avanzad�simo para su �poca, pero ten�a problemas siqui�tricos serios. Muri� joven. Muchas veces trabaj� con material de muy mala calidad por lo que mucha obra no sobrevivi�]; la argentina Amalia Rossi de Jeanine (�esposa de Juan Bautista Jeanine, quien fue una de las primeras mujeres que hizo carrera pict�rica en Panam� junto a Roser Munta�ola de Oduber, esposa de Ciro Oduber, en los a�os 40-50�].
Sobre esta pareja, Alem�n recuerda un inmenso mural de propiedad de Citibank �que no pudimos traer pero s� fotografiamos para el libro. Relata la historia de Panam� desde el descubrimiento del istmo hasta el momento en que se pintaba, en los a�os 50. Es cubista, en clara influencia de Juan Manuel Cede�o, tiene un ritmo divino, hay polleras, est� el Canal, presidentes... toda la historia en tres paneles�.
En la dos salas restantes los nombres son m�s conocidos, tal como las abstracciones del maestro Alfredo Sinclair, acompa�ado de obras de Chong Neto, Tabo Toral, Trujillo, Mario Calvit, Antonio Alvarado, Trixie Brice�o, Zachrisson, Dutary, Coqui Calder�n. En el primer alto conocer� expresiones diversas del arte paname�o creadas por Isabel De Obald�a, Sandra Eleta, Iraida Icaza, Lezlie Milson, Ana E. Garuz, Lisa Prudhoe y Humberto V�lez, por mencionar algunos.
Esta es una muestra de rigurosa asistencia para aquellos que estudian arte, a quienes les gusta la pintura, a actuales y futuros coleccionistas, a aquellos que buscan esperanza, para quienes cada color es un mundo, a los mayores acompa�ando a j�venes para animarlos a seguir creando en Panam�.
Cien a�os de arte
Para el libro se ha contado con la participaci�n de cinco historiadores, cada uno responsable de una de las etapas de la muestra, as� como de an�lisis de pintores. La primera etapa de la exhibici�n est� a cargo del profesor Pedro Luis Prados; el periodo de 1955 a 1989 le corresponde a M�nica Kupfer, PhD., y Adrienne Samos fue la responsable del �ltimo periodo, arte de los 90 hasta nuestros d�as. El libro, de 150 p�ginas, tendr� m�s de 120 im�genes reproducidas a color y cuenta con monograf�as de an�lisis estil�sticos de los artistas m�s prominentes del siglo, a cargo de Angela de Picardi, Pedro Prados, Adrienne Samos, Ant�n Rajer y Tania Iglesias.
Est� patrocinado por el Comit� Nacional del Centenario y la PNUD.
Qu� ver
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�La fiesta de la sardina�, 2000, Aristides Ure�a |
Finalizado el recorrido que nos tom� casi tres horas una ma�ana, confeccionamos una lista de los cuadros que me gustar�a volver a admirar. M�rela, vaya al museo antes del 31 de diciembre para descubrir otras obras.
* Marina, Al Sprague, 1980
* Viento en la loma, Humberto Ivaldi, 1945
* Dibujos de Manuel E. Amador
* Corpus Christi Villa de Los Santos, Rub�n Villalaz, 1908
* Domingo de gloria, Juan Manuel Cede�o, 1955
* Bah�a, Alfredo Sinclair, 1965
* Sue�o de un viejo cuando era joven y ten�a donde dormir, Rodney Zelenka, 1995
* Mujer, Olga Sinclair, 1984
* Bodeg�n, Olga S�nchez, 1984
* El entierro de Pancha Manch�, Julio Zachrisson
* Cristo, Justo Arosemena, 1960
* F�tbol, Trixie Brice�o, 1978
* En el Valle de los Milagros, Guillermo Trujillo, 1998
* La fiesta de la sardina, Aristides Ure�a R., 2000
�Usted no es de aqu�?
La forma de hablar es una marca, algo as� como una huella vocal
P�dele al taxista que te lleve a V�a Espa�a. P�gale B/ 1.25 y no digas m�s nada.
Esa fue la seria advertencia que le hice a un amigo reci�n llegado de Per� para que no fuera v�ctima de alg�n conductor deshonesto.
Y es que donde abriera la boca, delatar�a que no era de aqu� y probablemente intentar�an cobrarle la carrera como si lo hubieran tra�do desde Tocumen en limusina.
En Panam� �donde los �rboles geneal�gicos suelen tener ra�ces multinacionales, pero no por eso millonarias� casi cualquier persona pasa inadvertida, lo �nico que la puede delatar es su �canta�to�.
La forma de hablar es una marca, algo as� como una huella vocal, compartida por los de la misma regi�n. Por eso es que una no se da cuenta de que tiene acento hasta que alguien m�s se lo dice. Claro que quien lo nota no es el vecino, ni mucho menos un familiar. Quien hace referencia a nuestro acento siempre es alguien que nos conoce por primera vez, muy probablemente alguien de otro pa�s.
Dicen que los latinos nos parecemos, pero tambi�n nos diferenciamos. Eso lo confirmo cada vez que me toca viajar y convivir con vecinos de otros pa�ses. En esos encuentros internacionales nunca falta quien para socializar me cante el �Paname�o vida m�a...�.
Pero antes de saber mi origen y despu�s de escucharme hablar hay un breve interrogatorio: Usted como que es dominicana �No? �Puertorrique�a? Tampoco �Cubana? mmmm �Venezolana? Menos. Y la lista sigue, pero pocas veces aciertan.
Que no, se�ores -pienso para mis adentros, pero no lo digo. Yo hablo como coste�a, porque en Panam� eso es lo que somos: gente de hablar alto y r�pido.
Mientras el resto de los centroamericanos suelen ser m�s pausados, nosotros vamos cual carretilla, comi�ndonos las eses. Nuestro decir no solo es r�pido, sino tambi�n tajante. Conoc� una costarricense josefina que se quejaba de uno de sus colegas paname�o pues este siempre le hablaba alto, como si la estuviera rega�ando. He all� otra caracter�stica muy nuestra, el ser escandalosos -aunque hay excepciones.
No es extra�o que alguien llame a un conocido que est� al otro lado de la Calle 50 y este, como si nada, le responda. Tres hombres pueden entusiasmarse tanto al hablar de b�isbol o de pol�tica que cualquiera dir�a que est�n a punto de agarrarse a pu�os, y es que ninguno puede esperar a que el otro termine para empezar hablar. As� intercambian puntos de vista.
Nuestra lengua se ha visto enriquecida �otros dir�n que empobrecida� por las expresiones tra�das de otras tierras. Aqu� usamos cartuchos, le cogemos la basta al pantal�n, pedimos un bote, hacemos bulla. Nosotros, coste�os, preguntamos si es pa� all� o pa� ac�. Y mientras estamos sentao esperando.
Tenemos prisa para hablar y por eso lo que nos rodea pasa a ser �cosa� o �tr�eme eso� se�alado con la trompita.
La inactividad no es lo nuestro. Miles de paname�os, en lo que llaman econom�a informal, salen a la calle a hacer su camar�n, as� sea a buscar el dola para los chances. Todo sea por no estar limpios. Pero que nadie se confunda, porque para nosotros es imperativo ba�arse todos los d�as, man�a que en otras tierras no comprenden.
Para muchas cosas somos vivos, pero hay otras que nos cuestan.
�Qu� en Panam� no todos hablan ingl�s? Me preguntaba sorprendido un ecuatoriano. El pensaba que los beb�s paname�os aprend�an a pedir water a la par de agua. Por m�s que trat� no pudo creer que aunque mi generaci�n memoriz� bien el verbo to be, nuestro ingl�s para nada es fluido. Aunque haya por all� quienes se les salga el franc�s florido, ese que no ense�an en la escuela y que siempre pasa por mala educaci�n.
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